Nava
Buscando caminos

Pablo Larraguibel

Otros especiales

 

Nava está promocionando su primer disco con el sello Ryco Latino. Es el primero que firma con su nombre. Como compositor ha escrito más de 3200 canciones. Las han cantado gente como José Feliciano, Olga Tañón, Jerry Rivera, Gilberto Santa Rosa, Elvis Crespo, La India, entre muchos otros. Sin embargo su primer disco no se explica con estos nombres.
La posición musical de Rodolfo Barrera, Nava, se podría resumir con el siguiente párrafo: Mi padre era cineasta. A los dos años yo ya había salido en una película. Viajábamos mucho. Te habrás dado cuenta que mi música es muy urbana pero a la vez muy pueblerina. Durante algunos viajes de mi papá me mandaban para casa de mi abuela, en el pueblo, donde yo andaba entre vacas. De ahí viajaba a Nueva York a visitarlos o quedarme un tiempo con ellos. Mi papá es dominicano y mi mamá puertorriqueña. Mi abuelo era cubano. Tengo las tres islas en mí.
Nació en Puerto Rico en 1957 y como buen boricua ha sabido beber de las influencias musicales del Caribe. En su música se escucha salsa, bomba, plena, merengue, reggae, guaracha, cumbia, vallenato, pop... todo a la vez, o no. La música que presenta en el disco Nava, podría hallarse a medio camino entre Carlos Vives y Manu Chao. Acompañado de nombres como Eric Figueroa, Anthony Carrillo, Jerry González, Rafael Torres, Poti, Ricky Encarnación, el disco resulta un todo bien particular.
 
  Salsa y rock  
Estoy usando la base folklórica. Pero sólo como base. Yo no hago folklore. Yo soy el resultado de muchas influencias. Y negarme esas influencias sería la muerte.

Yo era salsero en los setenta. Yo salía de la escuela al mediodía para ir a casa de mi abuela, pero en realidad era para ver el Gran Combo en un programa que tenían al mediodía en la televisión de Puerto Rico. Oía a Ismael Rivera.
Más tarde, cuando lo descubrí, el rock entró de lleno en mí porque pensé que podía trabajar un tipo de letras que la salsa no permitía.
Me cautivó el rock a través de Jethro Tull y Pink Floyd. Las letras, los movimientos, la sensación de libertad, dejarse el pelo largo y cosas así. El salsero no era así. Todo era más cuadrado.
Me puse a estudiar más el rock y coincidió con el momento en que conocí a Richie Miranda. Estuvimos 7 años haciendo giras por Estados Unidos con el grupo Hola. No grabamos. Sólo algunos light tracks.

Un episodio que me ocurrió al final de lo del grupo Hola fue encontrarme a unos muchachitos norteamericanos haciendo rock en una plaza y darme cuenta que mis raíces no eran esas y que yo nunca iba a poder hacer la música de rock de verdad, con la soltura que ellos tenían. Algo saldría, probablemente funcionaría, pero no era caribe, no era mi raíz ni estaba siendo honesto conmigo.

Volví a Puerto Rico y me puse a estudiar la bomba y la plena. Produje un disco El rey de la plena de Ángel Luis Torroella, un viejito que estaba ya olvidado y lo rescaté. Es considerado uno de los reyes de la plena. Con él comencé a estudiar las bases de la plena. También con el percusionista Anthony Carrillo. Entonces me di cuenta que quería hacer otra cosa con la plena. Ir a una velocidad distinta. Así que empecé a desacelerar la plena para hacerla un poco más balada y resulta que antiguamente, mucho antes de Canario, había una forma de ejecutar la plena que era así, lenta: la plena tumbao o plena lamento. Era muy descansada. Y a mí me resulta chévere porque se mezcla con el reggae. Con la bomba empecé a trabajar para lograr otra cosa. La cumbia. Todo eso está en La vaquita, uno de los temas del disco.

La búsqueda de mi música es cómo unir el rock y la salsa en un solo estilo. Yo utilizo el folklore; lo estudio. A los Hermanos Cepeda, Anthony Carrillo. Estoy usando la base folklórica. Pero sólo como base. Yo no hago folklore. Yo soy el resultado de muchas influencias. Y negarme esas influencias sería la muerte.

Richie Miranda es el manager actual de Nava. En esa época (82-83) promovió el grupo de rock Hola donde participó Nava durante 7 años: "Necesitábamos un artista nuevo que pudiera hacer rock y yo conocía las composiciones de Roberto Barrera (Nava). Así que lo llamamos. Fue uno de los primeros grupos en tocar rock en español en Estado Unidos en más de sesenta ciudades. No hubo grabaciones. Después de tanto tiempo de gira, el grupo se disolvió Ahora, después de unos años, nos volvemos a reunir".
  El disco  
Yo quería la sensación del jazz pero no desde una perspectiva complicada de tonos complicados. Tonos sencillos de pueblo, pero con la fluidez del jazz, de ver qué va a suceder, del jam.

Yo estaba vendiéndole a Ryco otro disco. El que produje para Torroella. Y como ellos ya tenían plena (Plena libre) me dijeron que estaban buscando algo tropical que tuviera algo de rock y otras cosas. Ah, pues mira, "ese soy yo". Cuando lo oyeron les gustó mucho. Lo cogieron tal como estaba. Con mi producción. Con el trabajo que teníamos.
Fue la ocasión. Por esto, el disco lo hice sin la presión de la discográfica. Esa fue la premisa del acuerdo.

Desde que empezamos a grabar han pasado seis años y muchos músicos. Porque reunir un grupo como el de este disco no es fácil. A veces unos están de gira en Europa, en Nueva York. Pero después de varias sesiones a lo largo de este tiempo, salió el disco. Las pistas nos ayudaron.
El ritmo es en vivo y no está hecho con teclados. Como yo estaba buscando una base folklórica había que hacerlo así. También tiene algo de rap. Rap sobre la base folklórica.

Anthony Carrillo es la base. Para todo esto hay que tener paciencia. Ellos, los músicos, son una alegría. A ellos no tenía que decirles nada. A Eric Figueroa, qué le vas a decir.
Eso fue una fiesta. El estudio estuvo contratado un año en exclusividad. Lo pagué por una año. Yo iba y, a veces, estábamos todos allí, nos dábamos cuenta de que la energía no fluía, que las cosas no salían. Entonces yo decía: "vámonos pa' la playa". Así que sólo grabamos cuando las cosas salían. Por eso yo evité arreglistas. Fue una creación colectiva. Todos ellos son tremendos músicos. Qué le voy a decir yo a gente que tiene 20 años haciendo música. Son tremendos profesionales. Yo quería la sensación del jazz pero no desde una perspectiva complicada de tonos complicados. Tonos sencillos de pueblo, pero con la fluidez del jazz, de ver qué va a suceder, del jam. Utilicé mucho trance. No cambiar mucho de tonalidad.
Lo que está en el disco es lo que verdaderamente nos gustó. Yo invité a algunos músicos, pero el asunto no es realmente quién es el más duro sino quién lo hace con alegría. Hay gente que va más por dinero. Iban, llegaban, "mira qué tremendo lo que puse aquí" te decían. A esos no los usamos.
Lo que salió en el CD fue con los músicos que trabajaron contentos. Por ejemplo con Poti, el bajista merenguero, son dos tonos solo lo que él hace. Pero cómo los hace.
Esto ayuda al bailarín. no al buen bailarín pero sí a los de pie izquierdo como yo, que nos cuesta un poco más.

Efectivamente Jerry González aparece un poco atrás. Yo dejé que cada quien hiciera su trabajo. Al que mezcló yo no le iba indicando qué hacer. Él lo decidió así.
El disco podía ir para cualquier lado. Si tu subías un canal era jazz. Si bajabas otro, merengue . O Salsa. O rock. "¿Para dónde nos vamos?" nos preguntábamos. Tuve que soltar en ese momento. Dar confianza. Ramón Martínez, que es uno de los mejores mezcladores de Puerto Rico, tomó esas decisiones. Esa fue su visión y yo la respeté.

 
  Carlos Vives y Manu Chao  
Mi disco es una expresión de amor y de amistad principalmente porque yo sé que eso es lo que queda. Lo demás son tonalidades, expresiones al cantar, letras, melodías, en fin, lo que tienen todos.

Carlos es mi amigo personal. De hecho, Carlos quería grabar La vaquita. Todavía quiere hacerlo.
Con Manu, estamos en lo mismo. Yo conocí la música de Manu Chao cuando terminé el disco. Alguien que escuchó mi disco aquí en España, me mandó el de Manu Chao.
Obviamente él responde a lo mismo que yo. Me encantaría conocerlo.

Mi disco es una expresión de amor y de amistad, principalmente porque yo sé que eso es lo que queda. Lo demás son tonalidades, expresiones al cantar, letras, melodías, en fin, lo que tienen todos.
Siempre he notado como músico, que cada vez que llego al estudio y veo rebulú, que si el bajista peleando con el baterista, el productor con el cantante, ya te das cuenta que ahí no hay el "flow", la alegría. Eso que se está grabando es una cinta electromagnética, y a fin de cuentas todo queda registrado.
En mi disco hay alegría, tranquilidad. ¿No lo sentiste?

Este disco tiene que ver con que he sido una persona que siempre ha buscado la paz. He buscado a Dios dentro de mí. Y tengo que reflejarlo. Soy un meditador. Creo que todo el mundo puede ser mejor. A la vez, es un disco urbano. Con sonidos de hoy. La calle. Un beeper.
Yo lo siento como un soundtrack.

 
  En lo sucesivo  
Yo soy lento.
Así que ya estoy pensando en el nuevo disco. Tengo que ir moviéndome poco a poco porque no me gusta dejar las cosas para última hora.

Vamos a ver qué dispone la vida. Sería maravilloso que mucha gente que se ve obligada grabar encasillada en un solo estilo, pudiera sentirse más libre si mi disco abre un camino. Y en este camino no estoy solo. Me he tomado el riesgo ahora. Siento que ya he tenido el éxito con la música así que ahora mientras más dinero hago con la música menos música hago por dinero. Y quizás no tengo ya ese miedo.
Vamos a ver qué pasa si esto logra abrir sendas, a mí y a los que vienen, para hacer música con más variedad y que no haya discos de una solo canción. Tu te reúnes con algunos artistas y te dicen "me falta la canción". Lo que quieren es una que les permita vender. Lo demás no importa. Ya no es un concepto de que el disco en general completo de arriba abajo es un producto en su totalidad.
Yo trato de que todo sirva. Que el disco sea una sucesión, más que de canciones, de sensaciones. Así pasas de La Vaquita a Cuando se ama, que de hecho es una de las que más disfruté haciendo el ritmo porque es un merengue apanbichao pero a la vez, como la canto, es una salsa. El piano para apoyarme lo hace Eric en salsa. Como Eric es un genio, cayó rápido ahí.

Vamos con tres videos. Uno de ellos, El amor los tres, fue nominado a los premios Billboard. La vaquita, lo vamos a realizar especialmente para Europa, producido en España.

Yo soy lento. Así que ya estoy pensando en el nuevo disco. Tengo que ir moviéndome poco a poco porque no me gusta dejar las cosas para última hora.

He estado trabajando en lo de presentar el concierto. Buscándole la vuelta. Porque se hace difícil juntar a Eric, a Anthony... Tienen muchos compromisos. Así que juntar a todos desde Alemania, Francia... Cuadrar el momento en que no tengan giras.
El manager es que sufre. Ya lo hemos hecho en los Ángeles, Nueva York, Puerto Rico, Miami, pero todavía seguimos buscando.

 
  Merengue, salsa balada  
Escucho una frase en el tren y la anoto. Las frases que la gente dice todos los días, yo las agarro y creo algo. Las más insignificantes.

Yo, como se dice en Venezuela, no le paro bola a eso. Uno tiene que saber posicionarse y no estar soñando. Es verdad que hay una diferencia entre la farándula y el arte pero lo que pienso es que ellos son grandes artistas y tienen una manera de ser que hay que respetar y yo lo hago.
Ya voy por 3200 composiciones. Yo escribo 24 horas. No puedo parar. Escucho una frase en el tren y la anoto. Las frases que la gente dice todos los días, yo las agarro y creo algo. Las más insignificantes. Hay algunas que he compuesto en media hora. Otras me han tomado muchos años.

Hay veces que se da toda la promoción a un producto y no pasa nada. Pero otras, por el contrario, que sin nada de promoción, sin, aparentemente, tener un atractivo particular, se puede transformar en un éxito tremendo.
Hay gente que canta precioso, súper afinado, increíble. Pero uno propone y Él dispone.
Por ejemplo, Donna Summers, el disco que más pegó, lo había hecho 5 años antes de tener éxito. Después fue un superventas.

De lo que debe ser para que sea exitoso o no yo he aprendido a lo largo del tiempo que llevo en la música que nadie sabe nada. Es decir, lo que hoy es despreciado por la industria, mañana puede convertirse en un éxito tremendo.